No temas más al sol abrasador, ni a las violentas furias del invierno.
Porque has cumplido tu labor en este mundo, ya estás en casa, y has cobrado tu justo jornal.
Dorados jóvenes y muchachas, todos deben, lo mismo que el deshollinador, convertirse en polvo.
No temas más el ceño del poderoso, estás más allá del golpe del tirano.
No temas más el ceño del poderoso, estás más allá del golpe del tirano.
No te preocupes más de vestirte y de comer. Para ti es lo mismo el junco que el roble.
El cetro, la sabiduría, la ciencia, todo debe acatar esto, y convertirse en polvo.
No temas más el destello del relámpago, ni al terrible trueno que apedrea.
No temas más el destello del relámpago, ni al terrible trueno que apedrea.
No temas calumnias, ni el escozor de la censura.
Para ti han acabado alegrías y tristezas.
Todos los amantes, todos los jóvenes deben aceptar esto, y convertirse en polvo.
¡Que ningún exorcista te dañe,
y que ninguna brujería te hechize!
¡Que ningún exorcista te dañe,
y que ninguna brujería te hechize!
¡Que los espectros insepultos te esquiven!
¡Que nada malo se te acerque!
¡Tranquilo fin tengas, y honrada sea tu tumba!
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