8.17.2009

El Llanto Fracasado (Jaime Sabines)

Roto, casi ciego, rabioso, aniquilado,
hueco como un tambor al que golpea la vida,
sin nadie pero solo,
respondiendo las mismas palabras para las mismas cosas siempre,
muriendo absurdamente, llorando como niña, asqueado.
He aquí éste que queda,
el que me queda todavía.
Háblenle de esperanza,
díganle lo que saben ustedes,
lo que ignoran, una palabra de alegría,
otra de amor, que sueñe.

Todos los animales sobre la tierra duermen.
Sólo el hombre no duerme.
¿Han visto ustedes un gesto de ternura en el rostro de un loco dormido?
¿Han visto un perro soñando con gaviotas?¿
Qué han visto?


Nadie sino el hombre pudo inventar el suicidio.
Las piedras mueren de muerte natural.
El agua no muere.
Sólo el hombre pudo inventar para el día la noche,
el hambre para el pan,
las rosas para la poesía.

Mortalmente triste sólo he visto a un gato,
un día, agonizando.
Yo no tengo la culpa de mis manos: es ella.
Pero no fue escrito:
Te faltará una mujer para cada día de amor.

Andarás, te dijeron,
de un sitio a otro de la muerte buscándote.
La vida no es fácil.

Es más fácil llorar, arrepentirse.
En Dios descansa el hombre.

Pero mi corazón no descansa,
no descansa mi muerte,
el día y la noche no descansan.

Diariamente se levantan los montes,
el cielo se ilumina, el mar sube hacia el mar,
los árboles llegan hasta los pájaros.

Sólo yo no me alumbro,
no me levanto.

Háblenle de tragedias a un pescado.
A mí no me hagan caso.

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Tú mi alma entera has invadido
como un siniestro vendaval;
tú en mis entrañas te has metido
como la hoja de un puñal.

Mas si mi letargo es el fin
Sentirias el dolor que me atrapa
dolor inexistente
dolor que me desgarra
dolor intenso ,

mas si fueses el unico en mi mente.